Friday, December 30, 2005

en tu padre reconocerás una mutilación evidente, una estupidez del destino...


veinte grandes éxitos de la picada de boleto: gilastro dejá de mirarme a los ojos para hacerte el honesto. sos re miope, bastante más que yo, casi ciego. cuando me mirás por encima de los anteojos con esa carita de te-lo-digo-sinceramente-a-vos-no-te-puedo-mentir, yo me doy cuenta de que le ponés esa carita a la nube informe y difusa que es la otra persona vista sin tus lentes. me doy cuenta de que, en vez de poner énfasis en mi persona, la estás negando. me mirás así para dejar de verme y no ponerte nervioso. adiviná de dónde conozco el chistecito, paparulo.

tomábamos sidra helada con el gusi y apurábamos un triste atado de lechugón cordobés. teníamos pensado ir con el pájaro al cementerio pero hacía un calor de locos y nos quedamos a ver tele con los dos ventiladores prendidos. mirábamos el canal del national geographic y fijate vos que interesante:
habitualmente tomados por tranquilos y pasivos, los elefantes indios (elephas maximus) domesticados cada tanto leen mal un gesto, tienen dolor de muelas, intuyen un peligro. o “simplemente se hartan de los humanos”, como explicó el dueño del circo cuyo elefante se escapó hace unos años en algún lugar de norteamérica. el noble proboscidio mató de un colmillazo y luego aplastó a patadas a su domador en plena función, para luego escapar, matar a otras dos personas y causar considerable daño a la propiedad pública y privada. fue perseguido por la policía hasta que después de tirarle durante una media hora, lograron matarlo. hasta los elefantes más pacíficos adorados en los templos cada tanto tienen su ataquecito. los elefantes de la selva son temidos por la gente. hay algunos que tienen más de treinta muertos en su cuenta y los nativos les han puesto nombres individuales. les conocen costumbres y zonas de aparición y evitan cruzarse con ellos.
sin embargo los elefantes asesinos a veces bajan a las aldeas. según coinciden varios testimonios, “son animales muy silenciosos, se acercan sin hacer ruido”. golpean la puerta y cuando les abren, los elefantes golpean al incauto con la cabeza. “no es un simple golpe, esa cabeza está movida por tres mil músculos y empujada por cinco toneladas de peso”, decía el veterinario que conducía el documental, o mas bien el tipo que le doblaba la voz, porque el original estaba en inglés.

hablando de documentales me compré un libro por primera vez en meses, creo. se llama “el efecto carambola” y es de james burke, ese tipo de anteojos gruesos que conducía o tal vez conduce un ciclo magnífico llamado “conexiones”. con este tengo para nerdear un rato, burke es un tipo alucinante. voy a chorear bastante de esto en el futuro, supongo (supongo que hay un futuro, digo). como botón de muestra un par de frases de la contratapa:
“la comida picante era la más apreciada en la edad media. pero ¿porqué influyó en la creación de los zoos, los trenes, el aire acondicionado y algunos de los ingenios bélicos más sofisticados del mundo?”
“¿qué tienen que ver los jarrones ming, las falsificaciones romanas, el azúcar brasileño y frankenstein con el socialismo y la geología?”

escuchando: “make tracks”, us3, que modeeeerrrrrrno.

esteeeemmm, que les estaba diciendo... estoy en repelotas con respecto a mi futuro, pero me chupa un huevo, a la larga quién y cuándo no. en un par de días me voy de vacaciones. mi idea de ruta es sáenz peña (chaco)-campo del cielo-formosa-alberdi (paraguay)- ciudad del este- algún lugar de brasil. eso si no me echo ningún moquito como dejarme el documento olvidado en un ciber media hora antes de tomar el bondi. no lo digo ociosamente ni de pesimista, ya me ha pasado. de sólo escribirlo me pongo nervioso. it´s hard to be, dice la canción.
“no importa lo que sea que venga, iré hacia eso riendo” (stubbs, en “moby dick”), haw haw vos nomás sabés.

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