Saturday, May 28, 2005

samarcanda o el sueño de los asesinos, la paloma que me cagó adentro de un colectivo y un par de cosas más



si bajan música de internet, consíganse “the need of love” de earth, wind & fire. si no es el disco entero, por lo menos el tema “everything is everything” y si no les gusta, cómprense orejas en cuotas.

14 horas del día de la patria: estuve toda la mañana haciendo un trabajo/verso sobre la interacción entre alta dirección, gerencia de calidad y herramientas de gestión de la calidad, en compañía de gente que cree que ese tipo de cosas los va a sacar de algún lado. o los va a poner en otro. ahora estoy en casa, y dentro de un rato salgo al encuentro de mis errores, como decía enver bey en una historieta de corto maltés ("la casa dorada de samarcanda”). en las casas de alrededor la gente come locro. yo no almuerzo, tomo mate. se me acabó el whisky y estoy tomando licor de café –algo realmente asqueroso- y fumándome un cañito.

“unas cuantas docenas de veces a la semana, supongo que como casi todo el mundo, deseo ferviente y casi japonesamente morir. me parece sin embargo que no está bien morir sin antes justificar la existencia. me gustaría poder hacer algo para permitirme desaparecer de una vez por todas y con una ración elemental de elegancia. cada día que pasa estoy más viejo y la cosa no ya no está dando para más, no sé si se entiende.”
antonio de melli, performer de la escuela inmovilista paraguaya. (citado de “verdad stroessnerista”, suplemento cultural, puerto stroessner, república del paraguay, noviembre de 1976).

la escena ésa de enver bey en “la casa dorada de samarcanda” que dije más arriba es algo terrible. ahora fuí a buscar el libro (uno de los pocos negocios buenos que hice en mi vida, lo compré hace años a $2, 50 como descarte editorial, el otro día lo ví a ochenta mangos, ha ha ha cáguense de odio) y estoy mirando esas magistrales cinco páginas de acción morosa y pocas palabras: enver bey, uno de los responsables del genocidio armenio está sólo y derrotado en samarcanda. el corto y rasputín están escapando de los rusos y tienen un diálogo con él: “de todas maneras”, dice enver bey, “esto está a punto de acabar. los soldados que tenemos enfrente no son rusos sino bolcheviques armenios que quieren ajustarme una vieja cuenta... sueñan con matarme. me consideran el asesino de su pueblo. hoy estoy solo. mis hombres se dispersan y me abandonan. no hay nada que hacer. (...) es extraño, ¿lo han notado? estamos en agosto y ...¡hace un frío!. debe haber nevado en el darwas.”
hace traer a su caballo y lo acaricia en la cabeza.
-hoy pagaremos nuestros errores.
dice. y monta, saluda al corto y a rasputín con su sable.
-bien... adiós señores y recuerden...¡todo es kismet!
y carga solo y a caballo contra la trinchera de tiradores armenios, que lo masacran.
(“¿a dónde va?”, pregunta rasputín. “al encuentro de sus remordimientos”, contesta el corto.)

otro diálogo, al final. el corto habla con una niña.
niña:-yo me acuerdo de este. es un hombre malo, ¿verdad?
corto:-sí, es un hombre malo... pero él no lo sabe.


es terrible pratt: en la introducción histórica habla de la prisión de samarcanda, llamada “la casa dorada” porque sólo se podía escapar de ella en los sueños dorados del hachís. en el interior de la cárcel, los feroces guardias “torturan y matan sin tregua... los buitres y las hogueras se ocupan de los restos de las víctimas”. la ciudad de samarcanda tenía el don “de hacer soñar a los asesinos”.

buscar en internet: qué cosa es “kismet”.


dentro del amplio panorama de defectos con que me ha distinguido la quiniela evolutiva, uno de los más hartantes para mis amigos es el de que vivo repitiendo las cosas que cuento. ésta es una de esas, así que los que me conocen pueden saltarse este párrafo:

una vez me cagó una paloma adentro de un colectivo. para comprender la magnitud de la casualidad que puso ese abundante sorete avícola en mi camisa, he de mencionar que la paloma estaba AFUERA del colectivo, y a juzgar por la fuerza del impacto, tal vez a una decena de metros de altura. yo estaba yendo a la facultad a rendir y me había dormido en el bondi. como hacía calor llevaba la ventanilla abierta cuando el sorongo (peso estimado 30 grs.) cayó sobre mi pecho. yo medio me desperté y pensé que era no sé, una langosta grande o algo así y quise espantarla con la mano, con lo que desparramé la bosta en la camisa. ahí me desperté del todo, en medio de la hilaridad de los presentes (el bondi estaba hasta las manos y mi posición de sentado en el último asiento con la ventanilla abierta despertaba la envidia y el resentimiento de los que iban parados y apretujados).
uh, ahora me dí cuenta de que esto no tiene remate. esteeeee... bueno.

“el dueño de la tabaquería llegó a la puerta y se quedó en la puerta.
lo miro con la incomodidad de la cabeza mal doblada y con
la incomodidad de la cabeza mal entendiendo.
él morirá y yo también moriré.
él dejará el letrero y yo dejaré versos.
a cierta altura morirá el letrero y los versos también.

después de cierta altura morirá la calle donde estuvo el letrero.
y la lengua en que fueron escritos los versos.
morirá después el planeta gigante donde todo esto se dio.
en otros satélites de otros sistemas, cualquier cosa como gente continuará haciendo cosas como letreros,
siempre una cosa enfrente de la otra,
siempre lo imposible tan estúpido como lo real.”

(fernando pessoa)

eddington: “hemos encontrado una huella extraña en las playas de lo desconocido. hemos ideado teorías profundas, una después de otra, para explicar su origen. al fin hemos logrado reconstruir al ser que dejó esa huella. y, ¡he aquí!, es la nuestra."

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